
Poema del mes
Tengo mucho que hacer y mucho miedo de andar entre papeles: eso sí, con la buena voluntad de reparar un poco las piezas de este mundo. Me da miedo sentarme en un despacho con chaqueta y corbata y hacer un presupuesto de todos los trabajos de fontanería y de electricidad, y después todos los albañiles y todos los pintores que hacen falta para que Madrid empiece a funcionar como Dios quiere en el plazo previsto. Eso sí, teniendo siempre en cuenta que el hombre es miserable y necesita un margen para que se ejercite en su miseria. Y tengo miedo de calcular el margen de tales imprevistos, de modo que Madrid funcione a todo gas a principio de curso, y quede reparado para siempre para que no haya quejas. Me da terror ser responsable hasta el fin de mi vida, por los siglos de los siglos –¡me dan terror tan sólo las palabras!–, me da terror ser sólo responsable y sólo responsable para siempre jamás. ¡Qué miedo eso de ser un buen adulto y no poder mancharte ya la ropa por fuera (porque por dentro sabe Dios)!, y no tener ya tiempo para ver a mis padres, y quedarme sin padre y poco a poco quedarme sin mi madre y ser yo el responsable cien por cien. Ay, Dios, esto no puede ser así: yo necesito un padre, por lo menos, y ya tal vez, más adelante, podríamos tú y yo sacar un rato y pensarnos un poco seriamente qué medidas tomar.
(De El paisaje total, 2014)