
Poema del mes
¡Y cuántas veces ya nos hemos acercado!, pero aún ni una sola he llegado a tu cúspide. Tú sabes cuántas veces los abrazos nos han entretejido, cuántas veces nos hemos hundido en el océano sin ahogo posible, sin temor a las viejas cavernas submarinas ni a un animal monstruoso que hincara su mordisco en nuestros cuerpos: hemos sido tan fuertes cuando estábamos juntos, y tan inexpugnables nuestras cuatro pisadas, que hasta la última yema de los dedos, por muy frágil que fuera, estaba reunida en nuestro abrazo y era como una casa construida en la roca, como un árbol plantado en medio de las aguas antes de que a los peces les fuéramos extraños.Sólo tú y yo sabemos los días que hemos sido más duros que la piedra y más suaves por dentro que la brisa que viajaba de un pecho hacia otro pecho con las respiraciones.Pero acaso aún no sepas lo que siempre has tenido que estarme perdonando: la pequeñez innata de mi alma, que no ha escalado aún hasta tu cima, que no ha encendido aún tu cuerpo por entero, tu cuerpo de gigante que ciertamente aún no se ha saciado.
(De La cuenta atrás, 2000)