Poema del mes

Por las calles del pueblo,
por las calles eternas de mi pueblo,
oigo cómo me siguen los pasos de mi madre.

Allá, en el cementerio, no los oigo:
su lápida y mi oído son dos mundos diversos.

Y si miro hacia el mar, mi mar de siempre,
hoy sólo siento miedo por tanta inmensidad inaccesible.
La isla es una isla es una isla.

Camino por el pueblo como por una tumba
un instante tras otro verdecida.

Camino por el pueblo y sólo se oyen
los pasos familiares de mi madre.
No sé de dónde vienen ni hacia dónde.

Tampoco sé si vienen a abrazarme
(¡cómo recuerdo, madre, tus abrazos!)
o a reprocharme el rumbo de mi vida.

(De El corazón y el mar, 2020)