Poema del mes

¡Cómo alumbra mi vida, nuestra vida,
este sol de mediados de noviembre!
¡Cómo me gusta el reino de lo frágil!
El reino que sentimos en la piel y en el alma
por muy fuertes que sean nuestros cuerpos.

Tumbados junto al mar, la luz nos acaricia:
es todo el Universo el que nos besa
y celebra su dicha en nuestra carne.
Tu corazón y el mío ya se encienden:
se acerca el uno al otro y arden juntos
hacia un mismo destino.

Metidos en el agua, la luz se hace profunda 
y hace mucho más claros los misterios del fondo.
Hundimos la cabeza y exploramos.
Explorar y mirar son ya lo mismo:
contemplar la continua transparencia
de todo lo que existe y no se explica;
de lo que sólo puede celebrarse.

Nadamos en la luz de un mar en calma
que sigue acariciando nuestros cuerpos
hasta donde queramos.

Que nos queramos siempre como este mediodía:
luz frágil, siempre a punto de quebrarse;
tu suavísima mano encendiendo mis venas,
palabras al oído, 
ojos que nos convocan mutuamente,
fuerza del corazón envuelta en seda pura.
Cuerpo, extendido cuerpo, rozando siempre el tuyo.

(De Cuerpo humano, 2024)