
Poema del mes
Logroño, marzo de 1999
Yo cambiaré de sitio, estoy casi seguro; tú, por tu juventud, es muy probable que te marches mañana a ciudades abiertas a lo nuevo y no he de reprocharte tanta obligada ausencia. ¿Quién podrá asegurar que nos veremos bajo una luz tan clara? ¿Y en qué bares nos reíremos juntos algún día y daremos por buenas, satisfactoriamente, tantas penas presentes y futuras? Es absurdo tratar de contestar, y es imposible no preguntarse siempre estas cuestiones. Olvidarás los nombres que ya no necesites en tu aventura diaria. Otro bar, otra música, otras copas te facilitarán el necesario y saludable olvido de toda mente lúcida y serena. Yo tampoco podré recordar todas las menudencias diarias de esta ciudad entrañable. Yo tan sólo podré guardar la imagen de esta tarde y conservarla limpia para siempre.
(De Nueva estación, 2007)